oy un vecino de Tafalla y mi intención al escribir estas líneas persigue una finalidad positiva, defender el entorno natural que rodea mi localidad. Por encima de todo y con todas nuestras fuerzas debemos defender la naturaleza, sobre todo allí donde veamos que ha sufrido una agresión. Es el medio que se nos ha proporcionado para que vivamos y disfrutemos de ella, no para que la destruyamos.

Desgraciadamente, con cierta frecuencia vemos cómo es atacada en beneficio de un progreso, cada vez más competitivo y consumista, que no podemos ni debemos admitir sin más. No creo que este progreso que quieren vendernos sea limpio, noble y desinteresado.

Un ejemplo de ello es la variante sur de Tafalla, tan esperada por todos, ya que reduce considerablemente la circulación por el casco urbano, con la consiguiente eliminación del peligro que conlleva para los peatones. Sin embargo, para su construcción se han destruido numerosas hectáreas de hábitat natural. Creo que, en este caso, el Ayuntamiento no ha actuado debidamente al no adoptar medidas compensatorias que permitan la recuperación del terreno perdido.

El problema no reside en que se realicen construcciones destructivas, imprescindibles, por otra parte, para el beneficio de los ciudadanos, sino en que no se haga nada para compensar la pérdida de nuestro hábitat, de forma que cada vez perdemos más patrimonio natural por culpa de este tipo de obras.

Cuando el Ministerio de Fomento utilizó dos parcelas del Monte Plano para sacar grava para la construcción de dicha infraestructura, dos ciudadanos de Tafalla acudimos a la Dirección General de Obras Públicas de Navarra con la intención de solicitar que dichas parcelas, expropiadas al Ayuntamiento y pertenecientes al comunal, fueran devueltas en su estado original, es decir, roturadas para usos agrícolas. Cuál fue nuestra sorpresa cuando nos informaron de que, una vez acabadas las obras, ambas revertirían nuevamente al Ayuntamiento. Tras conocer este hecho, mantuvimos una reunión con los responsables de Medio Ambiente del mismo, pero no conseguimos nuestro propósito, no obstante, aún esperamos que el Ayuntamiento cambie de opinión y que se hagan este tipo de medidas compensatorias.

Me gustaría que nuestros políticos locales, sean del signo que sean, dieran ejemplo con hechos y no con palabras que no conducen a nada. Ellos no son los dueños y no tienen ningún derecho a ocupar terrenos naturales sin, a cambio, proponer medidas alternativas que compensen la pérdida.

Desgraciadamente, sé que mis palabras no servirán de mucho, ya que hoy en día vivimos en un mundo sometido al capitalismo, donde priman los intereses partidistas de índole administrativa o política.

En un artículo anterior dije que el Ayuntamiento había recibido, fruto de la expropiación de terrenos para la construcción de la variante y del TAV, la cantidad de 400.000 euros, y que, lamentablemente, no habían invertido ni uno solo en recuperar parte de lo que se había perdido. Hablan de que debemos dar ejemplo, pero ellos se olvidan de hacerlo. Con su comportamiento van camino de destruir nuestro patrimonio natural. Como he dicho antes, la naturaleza que llena de vida nuestros términos es un regalo que se nos ha dado, que estamos obligados a cuidar y conservar, ya que todos, seres humanos y animales, formamos parte de la vida.

Por último, quisiera aprovechar este artículo para agradecer a Canasa, en particular a una gran persona con la que he tenido contacto, por su implicación en la recuperación de ambos orillos del canal en la zona que va desde la carretera de Miranda hasta el Plano, al crear una franja de 10 m. a cada lado que servirá de hábitat y servidumbre para todo tipo de fauna en una zona que ha sufrido un gran impacto medioambiental debido a la concentración parcelaria por culpa de una agricultura intensiva y agresiva. Esperemos que, por el bien de nuestro medio natural, a esta iniciativa le sigan otras que permitan recuperar más orillos.