Soy docente del Gobierno de Navarra, mayor de 55 años y con patologías de riesgo, pero sin derecho a vacunarme. ¿La razón? Pertenecer a un reducido grupo de docentes (menos del centenar) que damos clase a adultos. Somos docentes, pero Salud o Educación ha entendido que de los miles de docentes a vacunar debe excluir a este centenar por no ser una educación reglada. Puesto al habla con NAL del Servicio de Epidemiología y Prevención Sanitaria, me comunica que solo se contempla la vacunación del profesorado de infantil, primaria y secundaria. No me niega mi condición de docente, pero priorizan la vacunación de un compañero sano en la veintena o treintena a mis patologías de riesgo que no son oncológicas, ni trasplantes, etcétera, y me remite a la vacunación por rango de edad, que será pronto ¿cuándo? Pronto. No pretendo pasar por delante de nadie, pero tampoco quiero ser discriminado.Reglada o no, ¿mi riesgo es menor que el de mis compañeros de Primaria/Secundaria que tienen su aula en la planta baja o en el pasillo de la izquierda? Cada día doy clase a tres grupos diferentes de alumnos, con mascarilla, distancia y ventanas abiertas. Sí, mis alumnos son los padres, hermanos y abuelos de esos estudiantes reglados. Sí, mis alumnos son los contactos estrechos de esos alumnos de primaria/ secundaria a veces confinados, y ellos no son inmunes per se y yo, tampoco.Los centros de adultos y su profesorado se rigen básicamente por la normativa de primaria, pero a su vez, en varias localidades, compartimos edificios y espacios con secundaria. Las medidas de prevención y seguridad son las mismas que en Primaria/Secundaria, y, si me apuran, nuestro alumnado, de entre los 18 hasta bien entrados los 70, es de mayor riesgo que el de estos jóvenes que no han llegado a la veintena, pero ahora, para la vacunación, nos hemos quedado en tierra de nadie.No quiero ser alcalde, ni obispo, saltándome la cola, pero tampoco me pidan, el día 12, cuando vuelva a las aulas de esa localidad, ahora con los positivos disparados, que sea valiente y paciente. No me pidan que confíe que el virus no subirá a la primera planta. No quiero ser vacunado en junio para irme de vacaciones, la quiero ahora como el resto de compañeros. No tengo madera de héroe, ni quiero ser de aquellos que le mata la última bala de la guerra.