Aquí se trata de dejar claro quién manda a pesar de que los controles que pongan las fuerzas españolas deben ser previamente comunicados al Departamento de Interior del Gobierno Vasco. Los mandos de la Ertzaintza se han quejado reiteradamente por la actitud arrogante de los controles ciegos que colocan sin aviso previo, aunque parece que la voluntad de la Guardia Civil es hacerse presente y poner en evidencia que están en sus propios dominios. El desarrollo del control tiene su propia mise en scène, pues los agentes de la tropa cuyos hercúleos brazos no le caben en las mangas, aunque con la mente propia de un ser preparado para la solucionar los conflictos por la fuerza. Metiendo el cañón por la ventanilla en actitud de intimidar, van dando paso indolente y mecánicamente a los vehículos cuyos viajeros les miran con actitud entre suplicante y despectiva. Examinan con suficiencia a los jóvenes, especialmente si tienen barbas, pues ello constituye un indicio de sospecha, les ordenan salir del vehículo revisándoles minuciosamente la documentación.Finalmente, el control se desmonta con la sensación íntima de los agentes del deber cumplido. Contrastan estas molestias con el show que aparece a diario en la cadena DMAX en las que aparecen imágenes de agentes de la Guardia Civil realizando controles de tráfico que parecen auténticos psicólogos dando la sensación de que quienes son sometidos a ellos admiran el espíritu y voluntad de servicio considerándoles los apóstoles de la paz. En cambio los controles de la Ertzaintza son más amables y en euskara, por ello les gustan a los vascos.