Nos obligaron a cambiar las obsoletas bombillas incandescentes por las LED. Nos dijeron que aunque las LED eran más caras, íbamos a ahorrar mucho dinero en la factura de la luz, y podría haber sido cierto. Pero la codicia de las compañías eléctricas no tiene límites. ¿Que ahora se consumen menos vatios de luz? No importa, incrementamos el precio del kWh y tan contentos. Además, no sé por qué seguimos llamando luz a la factura eléctrica cuando el mayor gasto lo producen los electrodomésticos. El Gobierno quiere bajar el IVA de la factura y muchos aplauden la iniciativa. Vale, pero no es suficiente, mirémoslo desde otro punto de vista: el Gobierno buscando la solución menos incómoda, se permite el lujo de recaudar menos impuestos que podrían haber ido destinados a Sanidad, Educación o Bienestar Social, con tal de no tocarles las narices a las compañías eléctricas para que reduzcan su pingüe tajada. ¿Y por qué todos los gobiernos habidos y por haber dan rienda suelta a las eléctricas para que crujan al consumidor? La respuesta es obvia: si la rueda fue el primer invento de la historia, el segundo debió de ser las puertas giratorias.