Usategieta es un monte donde los aficionados a la caza son felices, un collado con vistas balsámicas que en los días despejados alimenta los ojos más exigentes. Se accede por un camino empinado de herradura, varios kilómetros desde Leitza. Lugar de palomas es su nombre en euskera, las torcaces pasaban antes más que ahora en su migración de los países del norte a un invierno más cálido. Pero regresar con el morral vacío les da un poco igual, la afición se nutre del encuentro con los amigos en las palomeras, de la conversación, de las risas, del almuerzo en la naturaleza con el sonido envolvente del viento que mece las ramas de las hayas más altas, de disparos con más o menos suerte, de silbidos y voces apresuradas. Allí murió este viernes 29 de octubre Pello, y es justo el agradecimiento a todas las personas que le ayudaron cuando su corazón dejaba de latir en el paraje que tanto amó. Cazadores que hicieron lo imposible en unas circunstancias complicadas, el 112, equipos de emergencias, bomberos voluntarios con un todoterreno, imprescindible para ganar tiempo y salvar pistas escarpadas, médico, enfermera, Policía Foral, pilotos de los dos helicópteros, chóferes de la ambulancia, el Ayuntamiento que habilitó el campo de fútbol como doble helipuerto, los pacientes que esperaron de más en el centro de salud, las administrativas que les atendieron... y a Miguel Agirre, ese amigo con mayúsculas que le arropó hasta el último latido. Muchas gracias. Bihotzez, eskerrik asko.