Forman una clase social emergente que ha ganado su protagonismo en los diversos campos de actuación, tanto por sus interferencias en las decisiones de las autoridades sanitarias relacionadas con la pandemia como por los varapalos que reciben en los tribunales europeos. Los jueces tienen que soportar las impugnaciones de sus sentencias por cuestión de prestigio sin poder responder a tal humillación, y por tanto mantenerse en el bunker emitiendo sentencias cuyos argumentos de rechazo van a ser criticados por la ciudadanía en España. La mayoría de ellos toman su profesión como un medio de vida bien retribuido y cómodo, como podría ser militar o bombero, sin vocación ni riesgos especiales pues su espíritu corporativo les ampara. Además, pueden acceder fácilmente a cargos políticos con la certeza de tener garantizada la vuelta si fracasan. No obstante, hay que reconocer que son astutos, empollones y de memoria privilegiada pues deben superar unas oposiciones irracionales. Temen que sus sentencias están bajo sospecha de los tribunales europeos, por ello van cambiando el tono punitivo y riguroso de sus sentencias y tratan de asimilar con rencor la legislación europea para digerir en cabeza ajena el desprestigio y humillación cosechados por los jueces estrella que quisieron dar lecciones a los citados tribunales: Marlaska, Marchena, Llarena, García Castellón y otros con obsesivo afán de protagonismo. Toda la clase judicial es protagonista del escándalo provocado porque el CGPJ sigue actuado con el mandato caducado. Además, a la renovación del Supremo han accedido Arnaldo, cuyo currículum supone un desprestigio insoportable, junto a Concha Espejel, que no disimula su afinidad ideológica con la derecha más impresentable. Otro grupo lo forman los jueces manifiestamente antivascos y anticatalanes que ocupan las presidencias de los tribunales superiores autonómicos del País Vasco y Catalunya, y cuya misión es vigilar sus parlamentos recurriendo todas las leyes que se aprueban para provocar al nacionalismo que gobierna porque sistemáticamente gana las elecciones.