l Fuero Nuevo de Navarra introduce en su compilación legal, aprobada por el Parlamento de Navarra en 2019, una figura, denominada coordinación de parentalidad, que ha pasado muy desapercibida en su desarrollo e implantación en los Juzgados de Familia, que interviene en los llamados divorcios de "alta conflictividad", divorcios y "batallas" legales por la custodia de las criaturas que están muy judicializados, y que ocultan, en muchas ocasiones, situaciones de violencia machista que las mujeres no se han atrevido a denunciar, viendo en la separación y divorcio la única salida a esas situaciones.

Pero la ley foral, con la coordinación parental, les está imponiendo a esas mujeres una figura, sin formación oficial y reglada, y sin formación, absolutamente necesaria, en perspectiva de género y feminista, que introduce una especie de mediación en casos en los que está absolutamente prohibida esta: los de violencia machista. Está obligando a estas mujeres y a sus hijas e hijos a pasar de nuevo por un calvario, sometiéndoles a visitas con sus maltratadores y conculcando, de esta manera, el Convenio de Estambul y la Ley 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

Es fundamental hacer una reflexión feminista sobre esta figura y analizar cuál es su verdadero alcance sobre mujeres y menores: como la revictimización de las mujeres que quieren salir de una relación de maltrato a través del divorcio y evitar que sus agresores tengan derechos de visita y custodia sobre sus hijas e hijos.

Son muchas las mujeres a las que les cuesta reconocer que viven violencia de género, porque esta violencia puede ser sutil en ocasiones. No solo hay golpes y maltrato físico, existe, muchas más veces de las que nos imaginamos, violencia psicológica, luz de gas, separación de familiares y amistades, y si a nosotras nos cuesta ver en eso violencia, ¿no les va a costar a las instituciones que deberían proteger a las víctimas? No lo ven, no reconocen la violencia, y las mujeres maltratadas ven la ocasión de salir de esa relación violenta solicitando el divorcio. Pero ahí les espera otro calvario, pasar por un juicio en el que su maltratador exige derechos que jamás ha ejercido como padre, todo con el objetivo de tener a la mujer sometida de nuevo: el maltratador no soporta la separación porque su vida gira en torno al dominio que ejerce sobre la mujer.

Y llega la ley e impone que entre esta expareja medie una persona cuyo fin fundamental debería ser el de proteger a las y los menores, pero que, sin embargo, está obviando la existencia de la violencia, y una máxima que repetimos siempre en el feminismo: "un maltratador nunca es un buen padre", y que está aplicando, bajo otros nombres, pero con la misma sustancia, el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP), un síndrome inexistente, tras el cual hay muchos, muchos intereses económicos, y que actúa siempre en detrimento de las madres, a las que se les acusa de poner a hijos e hijas en contra de los padres.

Por todo ello, concluyo que la intervención del coordinador/a parental es contraproducente, y que para poder responder con solvencia y con atención a los derechos humanos de las personas involucradas, sobre todo mujeres y menores, no es necesario introducir esta nueva figura, sino reforzar, con recursos humanos y económicos, los equipos multidisciplinares de atención adscritos a los juzgados y garantizar la formación continua de profesionales de la psicología, trabajo social, operadores jurídicos, etcétera, en género, psicología, infancia y adolescencia y derechos humanos.

Para reflexionar sobre esto, el próximo 16 de diciembre en la Sala Polivalente del Parlamento de Navarra, COMFIN (Coordinadora de Organizaciones de Mujeres y/o Feministas por la Igualdad de Navarra) organiza una Jornada sobre Coordinación de Parentalidad con dos expertas en el tema: Altamira Gonzalo, jurista, vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, y Sonia Vaccaro, psicóloga, experta en violencia vicaria.

Os invitamos a acudir a la jornada y a conocer la realidad de la coordinación parental, una forma de violencia institucional contra las mujeres.

La autora es presidenta de COMFIN (Coordinadora de Organizaciones de Mujeres y/o Feministas por la Igualdad en Navarra)