avarra ha sufrido las inundaciones mayores que se recuerdan en muchos años. Pueblos totalmente anegados, casas inundadas y enseres y recuerdos perdidos para siempre, cultivos inservibles y, lo que es más grave, dos personas fallecidas.

Ana Ibarra en su columna del lunes definía muy bien los problemas generados en Atarrabia por la confluencia del Ultzama y el Arga y por la invasión a la que hemos sometido a los cauces asfixiándolos y haciendo imposible que el agua tenga una salida natural.

El mismo día que se produjo la inundación de Atarrabia-Villaba y Burlada me tocaba intervenir en el debate de los Presupuestos Generales del Estado en el Senado y en mi discurso incidí en una enmienda que presentamos días antes sin saber el desastre que se nos venía encima. En ella desde Geroa Bai pedíamos al Estado una partida de 5 millones, precisamente para acometer las obras que en su artículo reclamaba Ana Ibarra, la mejora hidráulica del río Ultzama a su paso por Atarrabia. El proyecto para el que reclamamos recursos estatales incluye diversas actuaciones asociadas al azud de San Andrés, así como el puente del mismo nombre, la demolición de Iongraf y la retirada de suelos contaminados, una pasarela peatonal y la restauración ambiental de orilla derecha del río.

También he presentado en el Senado una pregunta al Gobierno para que dé cuenta de los criterios de la Confederación Hidrográfica del Ebro a la hora de autorizar o no la limpieza de los ríos. Un tema en el que no hay consensos, pero que creo que hay que clarificar. Siempre me he preguntado por el “gran hermano” que decide qué es interesante o no para la opinión pública, y alguien ha decidido que “el Senado no interesa”; pase lo que pase, no interesa. Pero en la Cámara Alta se trabaja, y a mí me toca la responsabilidad de defender los intereses de navarras y navarros como senador autonómico. La defensa de esta obra esencial para resolver los problemas de inundabilidad de Atarrabia-Villaba y de los municipios situados río abajo pasó totalmente desapercibida. Ocurre también con otras muchas acciones que presentamos en la Cámara Alta.

Pero los médicos intensivistas somos tercos y no nos damos por vencidos si podemos salvar una vida, y ese empeño en pelear hasta el final me lleva a no tirar la toalla. El año pasado el Gobierno y sus socios se empeñaron en no admitir ni una sola enmienda en el Senado para evitar que el Presupuesto tuviera que volver al Congreso y retrasar un par de días su aprobación definitiva, algo fuera de toda lógica y de un mínimo sentido democrático. Pero, logramos un acuerdo extrapresupuestario para impulsar dos de las enmiendas que desde Geroa Bai habíamos propuesto. Como ese acuerdo no se reflejó negro sobre blanco en los Presupuestos, el PSOE lo incumplió. Pero, este año sí que han sido incluidos por parte del Gobierno en su anteproyecto de Presupuestos. Eran el impulso del Centro Nacional de industrialización y Robótica de la Edificación y el acceso que queda por ejecutar en Lodosa a la AP-68.

Este año, tal y como comenté en el pleno del Senado, el sí de Geroa Bai estará condicionado a que nos acepten enmiendas, y en una en la que insistiremos será en la de Atarrabia-Villaba, que afecta no sólo a este municipio, sino también a Burlada y a Pamplona-Iruña.

Es posible que además de optar al Premio al Senador Revelación al que me ha nominado la Asociación de Periodistas Parlamentarios me merezca más el premio al senador más insistente, porque no voy a cejar en la defensa de los intereses de las y los navarros. Es el reto que me propuse al aceptar la propuesta del Parlamento de Navarra para ser senador autonómico, ser embajador de los intereses de Navarra en Madrid y llevar allí las reivindicaciones de los municipios y de los colectivos que trabajan por mejorar la calidad de vida de nuestras gentes.

El autor es senador autonómico de Navarra