a última ocurrencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para convertir su falaz e inútil cuestionamiento del reparto de los fondos procedentes del plan de recuperación Next Generation de la Unión Europea en otra lanza de su cruzada contra los gobiernos progresistas nos invita a reflexionar sobre cuál es el fondo del asunto. El problema no es -o no debe ser- la egolatría de Díaz Ayuso en su particular batalla contra el Gobierno Sánchez o contra Pablo Casado, en este segundo caso en su pugna por el liderazgo de su propio partido. Ni siquiera que en su denuncia ante el Tribunal Supremo no le importe llevarse por delante iniciativas de desarrollo territorial sostenible y emprendimiento en el medio rural, como son los proyectos piloto que, en este sentido, vamos a impulsar en Navarra. Y es que, en realidad, se trata de un recurso interpuesto sin rigor jurídico alguno, cogiendo el rábano por las hojas y que sólo le servirá como una pieza más en su campaña de manipulación, sin importarle el recorrido y resultado práctico que tenga.

Lo verdaderamente preocupante es que nuestra derecha navarra en su conjunto -UPN, PP, Vox y lo que quede de Ciudadanos- se apresure a aplaudir y a sumarse acríticamente a la irresponsable deriva emprendida por Díaz Ayuso y compre la agenda de la derecha extrema que representa, aun a costa de, en este caso, hipotecar el desarrollo local y el futuro de una comarca como el Pirineo navarro, que posiblemente la lideresa madrileña nunca haya pisado. Triste papel de comparsa el de nuestra oposición foral.

La presidenta madrileña Díaz Ayuso ha planteado ante el Tribunal Supremo un recurso contencioso-administrativo que pretende cuestionar la gestión de 24.200 millones de euros procedentes del Mecanismo de Recuperación Europeo gestionados en el Estado español en 2021. Pero lo hace discutiendo únicamente el destino de 9 de estos millones (apenas llega al 0,03% del conjunto), destinados a distintos proyectos piloto de desarrollo territorial impulsados en Extremadura, Comunidad Valenciana, Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. Y en nuestro caso, concretamente un programa de emprendimiento y conectividad en el tejido de las microempresas del Pirineo, dotado con 3 millones de euros repartidos en dos años.

Una nueva dinámica en el Pirineo

El Pirineo navarro, efectivamente, se juega su futuro. El Gobierno foral, acompañado de una ponencia especial del Parlamento de Navarra, ayuntamientos y numerosos agentes locales y colectivos de esta comarca -constituyéndose para ello la Mesa del Pirineo- puso en marcha en 2018 un ambicioso plan de acción para invertir una histórica tendencia que amenazaba con la despoblación de estos valles y para establecer una estrategia de revitalización que contribuya a construir un Pirineo vivo y activo. Este plan, pilotado desde la Dirección General de Proyectos Estratégicos de nuestro Departamento, no sólo articula distintas acciones concretas en el ámbito de la vivienda y el empleo, del comercio de proximidad, de la industria local, del sector primario o del turismo sostenible. También implica un sistema de cogobernanza y un nuevo diálogo e interrelación con los agentes locales: actuaciones impulsadas conjuntamente, con estrategias compartidas y participadas, diseñadas con y desde la propia realidad territorial y no de forma vertical desde el tutelaje y gracia de la Administración. Una dinámica que rompe con décadas de inacción y distanciamiento y que empieza ahora a cuajar en un proceso de dinamización sin precedentes en esta comarca.

En el ámbito del emprendimiento y las microempresas que se están abriendo camino en esta comarca, el plan del Pirineo ha impulsado acciones innovadoras como el programa Lekukoa de relevo generacional en las actividades económicas locales o la apertura de centros coworking en Aribe, Otsagabia y Abaurrea Alta, entre otras iniciativas. Pues bien, entre ellas, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia europeo financia una nueva línea de ayudas para microempresas, emprendimiento personal y digitalización en la zona oriental del Pirineo, en colaboración con las entidades locales. Se concederán hasta 5.000 euros para cada iniciativa o para la mejora de la conectividad de la actividad empresarial, mediante convenios con las entidades locales del Pirineo.

Un programa que, desde luego, estoy seguro que Isabel Díaz Ayuso desconoce absolutamente, aunque lo haya impugnado ante el Supremo para usarlo como arma arrojadiza en su particular cruzada. El fenómeno de la presidenta madrileña -flor de la demagogia coyuntural y el discurso extremo- es, en definitiva, un síntoma de una falla democrática, sí. Pero el verdadero problema para nosotros es que la derecha navarra empiece a comprar sus recetas, sin importarle echar piedras contra nuestro propio tejado, en este caso sobre los apuntados tejados del Pirineo. Insisto: triste papel.

*El autor es vicepresidente segundo y consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos del Gobierno de Navarra