n estos días es noticia en Navarra que nuestro arzobispo, D. Francisco Pérez González, comunica en encuentros con sus diocesanos que ha presentado al Papa su dimisión al cumplir la edad reglamentaria de los 75 años. Este hecho, unido al reciente nombramiento de Mons. Aznárez como arzobispo castrense, hace previsible que a corto plazo será designada una nueva persona como arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela.

Ante esta misma situación, hace unas semanas unos grupos de cristianos de Navarra hicieron pública una Carta Sinodal en la que, entre otras reflexiones, echaban en falta que no se consulte a la comunidad cristiana sobre el obispo pastor que ha de presidir las diócesis navarras en un futuro próximo.

Los sacerdotes firmantes de este escrito compartimos esa Carta sinodal en su intención y contenido global. Estamos agradecidos a Mons. Francisco Pérez y Mons. Aznárez su dedicación estos años en servir a la iglesia de Navarra con entrega y amor. Pero igualmente pensamos que la Iglesia Sinodal a la que el Papa invita, incluye también el participar en el nombramiento del obispo de cada iglesia particular.

Lo venimos sintiendo a la luz del Concilio Vaticano II, porque hace 18 años, y en una situación similar, cuando Mons. Fernando Sebastián, entonces arzobispo de Pamplona, iba a presentar al papa Juan Pablo II su dimisión por edad, los setenta participantes en el conocido Curso de Teología, elaboramos un documento describiendo el perfil evangélico de la persona que creíamos necesitar como pastor de la Diócesis. El 17 de noviembre de 2004 y en Madrid el documento fue entregado personalmente al entonces nuncio de su Santidad Monseñor Monteiro de Castro por dos sacerdotes, miembros del Curso de Teología y delegados para ello.

Desde entonces, y por proceso natural, los participantes en nuestro veterano Curso de Teología somos menos, y en estos dos últimos años, a causa del covid-19, no nos hemos podido reunir con normalidad. Pero continuamos con la misma preocupación por la situación pastoral de nuestras diócesis navarras, y de que el nuevo arzobispo que se nombre tenga el estilo pastoral que los desafíos de los tiempos requieren y el Papa actual propone.

Consecuentemente, los actuales sacerdotes organizados como Curso de Teología, puestos en comunicación a través de las diversas técnicas modernas, volvemos a insistir en algunos de los rasgos que entonces y también ahora pensamos que deben constituir el estilo pastoral del nuevo arzobispo de Pamplona-Iruña y Tudela.

Los enumeramos sencillamente:

- Espíritu abierto y colegial: dispuesto al diálogo con todos y a las iniciativas de los Consejos Diocesanos

- Testigo de esperanza: que ayude a descubrir al Dios vivo y a construir su Reino.

- Apasionado por la justicia y cercano a los pobres.

- Sensible a la realidad pluricultural de Navarra, y a poder ser bilingüe (euskaldún y castellano).

- Atento a "los signos de los tiempos" como enseñó el Concilio Vaticano II: entre ellos la preocupación por la paz, la sensibilidad por la dignidad de la persona, la igualdad de los derechos de hombres y mujeres en la sociedad y en la iglesia, el diálogo interreligioso e intraeclesial, capaz de aglutinar diversas sensibilidades en un proyecto ilusionante común.

Integrando estos y otros rasgos: que el nuevo arzobispo de Pamplona-Tudela esté en sincera y plena sintonía con el papa Francisco y la renovación evangélica de la Iglesia que está impulsando.

*En representación de 25 sacerdotes del Curso de Teología