El toro de lidia es sometido a una especie de acupuntura”. Según publica AVATMA (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal), la frase fue pronunciada en una charla por el veterinario Julio Fernández Sanz, el pasado 27 de enero.

En la misma onda, “El toro bravo supera el dolor” es el título de otra charla del mismo autor, esta vez en Pamplona/Iruña. Será en el marco de las XII Jornadas de ganado de lidia y tauromaquia, organizadas este mes de febrero por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y Biociencias (ETSIAB) y la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

En el programa, mucho más dedicado a la tauromaquia que a lo propiamente ganadero, llama la atención su inclinación marcadamente pro-taurina; tanto por los títulos de las diversas charlas y mesas redondas, como por las personas que las imparten o participan en ellas.

No tendría nada de particular si se realizaran en el local de alguna asociación taurina o en sala alquilada al efecto. Pero se celebran en una universidad pública; no parece el lugar más adecuado para hacer proselitismo sobre un asunto cada vez más controvertido en la teoría, a la vez que rechazado en la práctica de modo creciente, como diversos estudios y encuestas muestran.

El ámbito universitario debería, en nuestra opinión, ser más proclive al debate que al adoctrinamiento, en general y también en este asunto.

El título de la charla citada en el segundo párrafo de este artículo es un ejemplo palmario de lo hasta aquí expuesto. La afirmación “El toro bravo supera el dolor” es, obviamente, la opinión de su autor, ponente de la charla. Sin embargo, es, como mínimo, controvertida; una gran mayoría de estudios y autores sostienen lo contrario: el toro sufre, y no poco, durante la tortura que supone la lidia, e incluso por el transporte desde la dehesa y el tratamiento previo. La imagen visual (difícilmente soportable, cuando no abiertamente rechazable) que ofrece el toro desde los puyazos hasta su agonía final no indica precisamente “superación del dolor”, sino sufrimiento extremo. En un ámbito público y universitario sería bastante más adecuado proponer un encuentro entre posturas tan distantes, con sus aportes respectivos, para que el público pudiera sacar sus propias conclusiones. Entre otras personas, seguro que más de un veterinario o veterinaria de AVATMA tendría disposición a participar.

También tiene su miga el título, rotundamente afirmativo, de la mesa redonda “A los jóvenes les gusta la tauromaquia”, indicativo de por dónde se va, probablemente, a desarrollar. Publicaciones recientes y no tan recientes indican claramente lo contrario: el rechazo a las corridas de toros es creciente entre la población, especialmente entre los más jóvenes; por ejemplo, un estudio publicado en enero por la Fundación BBVA indica que más del 80% de la población del Estado español está contra el uso de animales en espectáculos como, entre otros, los toros. Para esta mesa se podría haber invitado, por ejemplo, a Juan Ignacio Codina, autor del libro Pan y toros, que ofrece una perspectiva histórica y actual al respecto, o al también veterinario José Enrique Zaldívar, participante en diversas actividades relacionadas con este tema en el Parlamento de Bruselas, el Congreso español o el Parlamento catalán. Y así recuperar un espíritu más universitario (crítico en el sentido amplio de la palabra, polémico, cuestionador), matizando al mismo tiempo el título de la mesa con un par de interrogantes “¿Les gusta a los jóvenes la tauromaquia?”, más acorde a la realidad y al ámbito donde se van a desarrollar las jornadas.

La propia presentación oficial deja traslucir una supuesta tendencia al alza de los festejos taurinos, corridas de toros incluidas. Sin embargo, los datos apuntan a un evidente descenso: por ejemplo, según recopilación estadística realizada por el Ministerio de Cultura y Deporte, entre 2007 y 2019 las corridas de toros descendieron un 64%. En el prólogo del citado libro Pan y toros, Juan López de Uralde apunta que “La tauromaquia está en su fase final; solo se sostiene por el dinero público que la mantiene”. Sería más enriquecedor escuchar a personas expertas en el tema, polemizando, que la unidireccionalidad que las jornadas proponen.

En definitiva, en la universidad caben los toros; también en la pública. Pero el formato elegido para las jornadas en cuestión no es acorde, en nuestra opinión, con ese ámbito del saber; se aprende mejor escuchando opiniones diversas y participando en el debate, que siendo aleccionado. Una pena.

*Los autores son: Luisa Vallejo Pascual, Elena Fraile Pernaute, Xabier Barber del Río, Mikel Azkona Huércanos