La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en un reciente informe titulado Perspectivas mundiales de inversión en energía, advierte que será necesario invertir 48 billones de dólares hasta el 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el abrupto desplome del precio del crudo hasta los 50 dólares imposibilitó a los países productores conseguir precios competitivos (rondando los 80 dólares) que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones, por lo que no sería descartable la escasez de petróleo en el próximo quinquenio al concatenarse los recortes en la producción de crudo con la recuperación económica de las principales economías tractoras (Estados Unidos, Unión Europea y China).Todo ello originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo hasta niveles del 2008 (rondando los 120 dólares) que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que aunado con inusuales sequías e inundaciones en los tradicionales graneros mundiales, y la consecuente aplicación de restricciones a la exportación de commodities de dichos países para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial. La hambruna afectará especialmente a las Antillas, México, América Central, Colombia, Venezuela, Bolivia, Egipto, Cuerno de África, Mongolia, Corea del Norte, India, China, Bangladesh y Sudeste Asiático, ensañándose con especial virulencia con el África Subsahariana.

* Analista político y financiero