Desde hace unos cuantos años cultivo una huerta en Huarte, concretamente en la zona de Ezpeleta, y todos los años, sin excepción, recibo la visita de los amigos de lo ajeno. Aunque lo haga en primera persona, hay que reconocer que estos hechos ocurren de forma generalizada en muchas parcelas dedicadas a estos menesteres.El año de mi estreno se me ocurrió dejar en la vieja caseta destartalada, situada al fondo de la huerta, una garrafa de cinco litros de gasolina para la bomba de riego. Al día siguiente tuve que ir de nuevo a la gasolinera porque la garrafa había desaparecido.Construí una caseta nueva de madera y le puse un buen candado. Craso error, como no pudieron abrir el candado, rompieron la puerta para entrar.Luego empezaron a faltarme herramientas, una laya, un pico...Ni que decir tiene que cuando llegó la cosecha desaparecieron primero cebollas, alguna lechuga, y sobre todo la desaparición de los tomates era casi diaria. Lo fui compensando plantando cada vez más, me robaban pero siempre me quedaba algo para llevar a casa.Somos hortelanos aficionados, pero precisamente por eso, el trabajo de la huerta es más laborioso, pues disponemos de escasa maquinaria, y la que disponemos la tenemos que transportar a diario desde casa a la huerta, pues es de ilusos pensar en dejar algo de valor en las casetas pues al día siguiente ha desaparecido.Me pregunto porqué la gente tiene muy asumido el "no robarás" salvo cuando se trata de una huerta, ahí parece que se acaba la vergüenza y todo lo que hay se puede coger sin problema.Es difícil controlar esta plaga si no hay conciencia por parte de los ladrones aficionados de que, aunque sean lugares donde no hay vigilancia por estar en las afueras de la civilización, sin apenas iluminación y por donde escasas veces pasa la ronda de los agentes municipales, los utensilios y productos allí ubicados tienen un dueño al que le ha costado dinero y esfuerzo el criarlos y mantenerlos.Aquí no son los menas, a los que les echa la culpa de todo cierto alcalde, aquí es gente normal y corriente la que realiza estas tropelías.El pasado fin de semana me robaron dos azadas, un sarde, una pala y un rastrillo... Como ya sé que no hay nada que hacer porque va a ser imposible encontrar a los forajidos y recuperar mis pertenencias, si no les da por devolver voluntariamente lo sustraído, he colocado este cartel en mi caseta para ver si puedo llegar a las laxas conciencias de mis perjudicadores:¡Ladrones!Me habéis robado las herramientas que utilizo para cultivar la huerta. ¿No os dais cuenta de que si no cultivo la huerta no podréis robarme los tomates?