o queda nada para que las carreteras y pueblos de la Ribera se inunden de color, música, sonrisas y mucha emoción.

La gran carrera por el euskera nos vuelve a dar la oportunidad para juntarnos, salir a la calle, correr unos metros y, entre cánticos y saltos de alegría, gritar a los cuatro vientos que seguimos aquí, en nuestra tierra, defendiendo y amando lo nuestro, nuestra lengua.

Es en esos metros de carrera cuando, seguramente, más orgullosas nos sentimos de formar parte de algo tan grande, el sentimiento y compromiso en favor del euskera.

Independientemente si lo hablas o no, si lo estás aprendiendo o tienes intención de hacerlo, si eres de aquí o de allí, en ese momento todas sentimos algo parecido. Sentimos que nuestra lengua lo merece y nos satisface estar ahí, ser parte de ese momento mágico.

La situación del euskera en la Ribera está muy lejos de la normalización, y nos pide que toda esa explosión de alegría y emociones se traduzcan en pequeños retos para que esté cada vez más viva y presente en nuestras vidas.

Como dice el lema de esta Korrika, HitzEkin, palabra y acción, es el momento de actuar.

Hay que llenar los euskaltegis de la Ribera, conocer y aprender nuestra lengua.

Hay que salir a la calle y hablar euskera con nuestros amigos y amigas. Participar de los grupos de Mintzakide, hacer que el euskera se escuche en las terrazas y bares. Acudir a los paseos por el monte y disfrutar de la naturaleza, la compañía y el euskera.

Tenemos que intentar ser Belarriprest y después Ahobizi. Apoyar las dinámicas a favor del euskera: euskeraren eguna, euskeraren aldeko jaiak, Errigora, korrika kulturalak...

Como ya he dicho, la situación del euskera no es buena, y además de impulsar todas estas iniciativas, nos vemos obligados, a menudo, a denunciar los ataques a los que se la somete, sobre todo y tristemente desde algunas administraciones y posiciones políticas.

Fuerzas políticas de la Ribera mantienen actitudes en contra de nuestra lengua. Dicen no estar en contra de ella, y sin embargo sus actos demuestran todo lo contrario, rechazo y menosprecio.

En ninguno de nuestros ayuntamientos existe partida presupuestaria alguna destinada a fomentar nuestra lengua, la de todos y todas las riberas.

Responden de manera irracional, visceral, típica de otros tiempos, en contra de carteles, por el mero hecho de aparecer en bilingüe. Son capaces de menospreciar el trabajo de artistas locales si éstos, de manera natural y lógica, exponen sus trabajos en nuestras dos lenguas.

Algo que debería ser tratado con total normalidad, lo convierten en objetivo e instrumento político, demostrando así qué significa para ellos nuestra lengua, nuestra historia y nosotros mismos.

Esto mismo pasa con el Decreto para la administración pública que el Gobierno de Navarra ha presentado. Este Decreto regulará las valoraciones que se darán a las lenguas en la provisión de puestos de la Administración. Según ese borrador el Gobierno de Navarra pretende rebajar los baremos anteriores, incluso aquellos que mantuvieron gobiernos más beligerantes.

Amparados en la ley del euskera, obsoleta y discriminatoria, nos dicen que en la Ribera aprendamos ingles, francés, alemán, porque te va a ayudar a conseguir trabajo en la Administración. Pero que no te molestes en estudiar euskera, lengua cooficial de navarra, pues no te va a servir para nada. Discriminan al euskera y cercenan nuestro derecho a utilizarla en el ámbito administrativo.

Frente a esos atropellos nosotros seguiremos defendiendo, enseñando, aprendiendo, utilizando el euskera.

Y mañana, día 3 de abril, saldremos todas a la calle a celebrar que cada vez somos más las riberas que conocemos y apreciamos nuestra lengua. Que cada vez somos más las dispuestas a hacerla respetar. Celebraremos que cada día somos más las que disfrutamos con ella. Celebraremos la gran fiesta del euskara, nuestra fiesta. Nos revindicaremos como euskaltzales, euskaldunes y riberas.

Gora Erribera, gora Korrika eta gora euskara.

El autor es profesor de Erriberako AEK