Cuando atisban la más mínima contrariedad, su individualismo se desborda y se lanzan al súper a arramblar con lo primero que han oído que puede escasear. Da igual si lo necesitan o no. Acaparan sin más, y el que venga detrás que arree. A ellos se unen los mangantes habituales que distribuyen la mercancía con cuentagotas para subir artificialmente el precio de las cosas -apelando a la usurera máxima capitalista de oferta y demanda- y forrarse a costa de todos.Es el paradigma de la profecía autocumplida: digo que va a faltar, la avaricia se desboca, los mercaderes retienen y el producto falta. ¿Hasta dónde podríamos escalar en una tesitura de emergencia real? ¿Linchamientos, saqueos, puñaladas, tiros?Cordura, educación, sosiego y solidaridad es lo único que escasea en esta sociedad pancista.