Fiesta brava

Así se conoce también la fiesta de los toros. Magnifica podía catalogarse esta feria de San Fermín, que ya concluyó, y destacar la actuación del torero Antonio Ferrera, al enfrentarse a seis Miuras, ganadería esta que por su dureza parece ser de otra galaxia.

Una proeza la de este torero, que supone enfrentarse en solitario a estos toros, enfrascado con el calor que te hace soportar un traje de luces, con una temperatura que rondó los 40 grados. Tuvo una actuación más que respetable, y es de comentar su generosidad, al no cobrar nada por su actuación y dejarlo para la casa de Misericordia, de Pamplona. Comentar también, la aparición de ellas en los encierros, donde una fue cogida, afortunadamente sin consecuencias.

En cuanto a las peñas, siguen amenizando con sus cantos, una piedra en el camino, y una chica ye yé, en esta se comieron una corchea, si bien pasó desapercibido. Hay que recomendar a los mozos, que canten una vez muertos los toros, que no es de recibo que lo hagan durante la lidia, por el menosprecio que ello supone para el torero. El pobre de mí, como es habitual, cerró esta fiesta, que es única.