Los cambios que se registran en las relaciones internacionales, como consecuencia de la guerra en Ucrania, han dejado en un segundo plano, por no decir en el olvido, los viejos planes de paz en Oriente Medio, que tanta atención suscitaron durante décadas. Así lo ha demostrado el reciente viaje del Presidente de EE.UU., Joe Biden, a Israel y Arabia Saudita, donde apenas se ha hablado de la situación de los palestinos, salvo una protocolaria alusión de él a la propuesta de los dos Estados como solución del conflicto. Las preocupaciones de Biden van hoy por otros derroteros, en especial el restablecimiento de las relaciones con Arabia Saudita que atravesaban un delicado momento desde que el propio Biden acusó de paria al todopoderoso príncipe heredero, Mohamed Ben Salman por el caso del periodista disidente saudí, Yamal Jasogui, asesinado en Turquía hace casi cuatro años.