Hace unos días leí el artículo de Jorge Nagore (Aceras bombas) refiriéndose a las chapuzas que los diferentes técnicos o técnicas, independientemente del color político que gobierne, cometen. Leyendo ese artículo no pude más que ponerme manos a la obra y escribir el sentir de una mayoría de vecinos y vecinas sobre esas incompetencias que están ocurriendo en el Ayuntamiento de Burlada. Como bien conté en su día en esta misma sección sobre la pérdida de plazas para aparcar en el sector E y cómo está afectando esa decisión a una parte importante del vecindario de Burlada. La facilidad de los técnicos para crear un problema donde antes no existía, con el argumento de que el repintado de las nuevas plazas de aparcamiento traería más confort debido a la amplitud de las mismas, no podía más que admitir que razón lo le iba a faltar, nadie discutirá que a más anchura, más distancias entre vehículos y poder entrar o salir del coche holgadamente. Pero lo que no han tenido en cuenta es que esa decisión ha provocado que el número de plazas haya disminuido en un 25%, lo que no es moco de pavo, son tantas plazas que ahora resulta casi imposible aparcar, es decir, una auténtica locura. Lo que es una chapuza es que el repintado se haya hecho en semibatería y la calzada esté urbanizada para aparcar en batería, algo ilógico ya que en cada tramo, independientemente de la anchura que le quieras a dar a las plazas, se van a perder como mínimo dos. Insisto, pintar las plazas en semibatería no se entiende cuando la urbanización está preparada para que los vehículos aparquen en batería (aquí es donde los técnicos no entran a valorar las consecuencias) y, como bien dijo Jorge en su artículo, hay técnicos que prefieren hacer algo mal a no hacer nada, y así nos va. Todavía estoy esperando que me pasen el informe de la empresa ejecutora del repintado. En su día me negaron que se hubiesen destruido 165 plazas de aparcamiento, un 25% del espacio que tenemos para aparcar, desde aquí les emplazo a los técnicos para comprobarlo. Los técnicos y técnicas llegan a tomar decisiones muchas veces alejadas a la realidad de los problemas del vecindario, y esto sucede porque en muchos de los casos esas decisiones no les van afectar ya que son personas que no tienen arraigo local y que, una vez implantadas, se van a su pueblo y que lo sufra el vecindario, ahí queda ejecutada esa pésima decisión y lo que más les preocupa en realidad es completar el presupuesto asignado al servicio al final del año. Independientemente de las consecuencias que conlleven mientras no pregunten, no se empapen y no vean la realidad y las necesidades del vecindario seguiremos sufriendo ese hacer cosas solamente por hacer, aunque estén mal, y eso nos llevará a estar en continua confrontación. Los paganos son los vecinos y vecinas.