Trabajar de ‘lo mío’
A veces quien se ha formado escrupulosamente en algo no puede trabajar en ello bien por la precariedad del mercado laboral o bien porque no sabe ejecutarlo por la presencia de algún tipo de déficit personal. Esto lo podemos afrontar de dos maneras. En la primera se produce una reacción de duelo ante la pérdida de una expectativa. Ante la pérdida de algo futurible. Y es un duelo que requiere ser sufrido, elaborado y acompañado. Se sufre la pérdida de algo por lo que hemos luchado y puede que incluso amemos. En este caso hay un deseo y una intención frustradas. Pero en esta forma de llevarlo no se produce una identificación con el estudio. El estudio es el estudio y yo soy yo. Yo no soy el estudio. No me identifico con éste. Es algo que yo elegí y por lo que me esforcé, pero mi ser no se agota en lo que estudié. De tal manera que el sufrimiento asociado se resume en la frase “Yo no trabajo de lo que he estudiado”. A pesar de todo me sigo reconociendo a mí mismo.
La segunda forma de afrontarlo está relacionada con la identificación con lo estudiado y la frase que deriva es “Yo no trabajo de lo mío”. Yo soy lo que he estudiado. Así, identificarse con lo estudiado o con la formación recibida nos puede llevar a equívoco. Vivir lo estudiado como lo mío genera una suerte de identificación que nos bloquea no solamente a la hora de acceder al mercado laboral sino también a la forma de sentirnos y vivirnos a nosotros mismos. En esta identificación con la formación se produce una interiorización del esfuerzo realizado y del deseo proyectado con quiénes somos. Somos lo que hemos estudiado. Y si no trabajo de lo mío soy menos yo. No me reconozco. Aquí por tanto no hay un duelo sino un bloqueo. No hay tristeza sino depresión. No hay posibilidad de proyecto sino tan solo una pérdida. No hay continuidad sino ruptura. No hay aprendizaje sino fracaso. Identificarse con lo elegido no permite poder volver a elegir. Si tenemos suerte trabajaremos de lo que hemos estudiado. En caso contrario, en el caso de no trabajar de lo mío, habremos fracasado en la construcción de nuestra identidad. Mal asunto para recién haber comenzado la veintena.
*El autor es psicólogo