Tiene razón Ayuso al sostener que el desastre sanitario madrileño es «una cuestión política». Sí, lo es.

Es política, y nada más que política, su hoja de ruta ultraliberal para destruir la sanidad y educación públicas a favor del negocio privado, trasvasando dinero para favorecer concertadas y privadas, mucho más caras y a las que, por el deterioro de servicios, acudirán en masa los desencantados que las puedan pagar.

Madrid es la comunidad que menos invierte en sanidad por habitante y tiene el mayor porcentaje de clientes de sanidad privada, el 38 % de la población, 14 puntos más que la media nacional. Sus usuarios están alarmados.

También Madrid es la que menos invierte en educación por educando y tiene una de las ratios más altas de alumno por profesor. Pero se abren 3 veces más aulas concertadas -colegios privados subvencionados con el dinero de todos- que públicas. Si los más de 6.000 millones anuales que cuesta la enseñanza concertada, en lugar de ir a bolsillos privados, se destinaran a la pública, tendríamos una escuela de mucha calidad.

El sistema público en Madrid ha estallado por pura ideología ultraliberal.