Con este artículo me propongo insistir en el uso indebido de algunas expresiones lingüísticas que, pese a no estar autorizadas, se siguen usando, en el habla y en la escritura, por efecto del descuido o por falta de reflexión, en cuyo último caso no caben excusas, pues, al escribir, se dispone de más tiempo para transmitir lo que se piensa. 

En relación con esto, profesores universitarios de ciencias y letras han hecho públicas, alguna vez, sus amonestaciones sobre el elevado número de alumnos que redactan torpemente los exámenes o las composiciones literarias, con la consecuencia negativa de expresarse todavía peor en las comunicaciones a través del móvil. 

Precisamente por eso, y dado que el aprendizaje de cualquier lengua, incluida la propia, no termina ni siquiera en la vejez, quiero aludir a algunos vicios de dicción, cometidos a menudo: como el cruce defectuoso de las formas infinitivas e imperativas callaros o callar por callaos o callad. 

Del mismo modo, hay un error sintáctico, llamado navarrismo, consistente en el uso de la desinencia ía para la subordinada condicional, precedida por si: “Si yo sabría eso (por supiera o supiese”, te lo diría”. 

Por último, una falta muy difundida es el mal empleo de deber y deber de. El primero significa obligación: “Debes estudiar si quieres aprobar”; el segundo es igual a duda o suposición: “Por su aspecto, debe de ser extranjero”. 

La confusión que hay en torno a estos tres ejemplos, apenas parece posible a primera vista, pero…, es general.