Ante el tsunami ultraderechista que nos amenaza no caben medias tintas, es patético, estúpido y de una nefasta estrategia hacer pequeños muros de contención, ya que no hay nada mejor para amortiguar el golpe mortífero de la gran ola, que la de emprender la construcción de una buena barricada, cada uno y una con lo que pueda aportar, a pesar de las previsibles grietas fruto de su precipitada y desencajada cimentación.

Ninguna persona progresista que pueda, el próximo 23 de julio tiene que dejar de votar, con DNI y memoria, a menos que su imagen sólo sea para posturear, por ser en el fondo un tapado y avergonzadito diestro mental, por algún complejo mal gestionado.