Cuando Luis Sabalza lanzó el chupinazo con el grito “¡No nos rendiremos, aupa Osasuna!” (ojalá se haga justicia y Osasuna juegue lo que se ha ganado en el campo) me acordé de Javier Sobrino con una mezcla de emoción y pena a la vez. Basket Navarra y toda la familia del baloncesto foral nos hemos rendido (sin dejar de luchar hasta el final) ante la cruda realidad que desde hace tiempo se veía venir. Hace tres años ya lo avisé en la carta que publiqué aquí mismo: “La mejor vacuna es Osasuna”(26/07/20) cuando se sabía que Basket Navarra estaba enfermo y necesitaba salud en una situación muy complicada.

El sueño de un Basket Osasuna con el Sadar y el Navarra Arena hermanados no pudo ser (el Betis sí lo hizo en su día) y toca reflexionar y pensar qué ha pasado para que Navarra haya tocado fondo en baloncesto (siendo el segundo deporte en licencias federadas) y sea a su vez un candidato a organizar partidos de baloncesto de selección (como ha ocurrido en dos ocasiones) en el Navarra Arena. Gobierno, instituciones, empresas, patrocinadores, etc, podrían haber hecho algo más por este deporte para tener representación profesional, como en otras muchas comunidades se ha hecho. Cualquier provincia tiene equipo profesional (LEB Plata y LEB Oro) y hasta Palencia ha ascendido este año a la ACB. Nuestra comunidad no se merecía este final y es injusto, y ahí lo dejo. Gracias Javier Sobrino (y todos los que le habéis acompañado tantos años) por todo vuestro esfuerzo y dedicación por el baloncesto navarro. Una auténtica pena.