Cierto es que por distintos motivos no nos podemos permitir que en nuestros pueblos perdamos nuestro patrimonio, que puede ser muy variado. En este caso hablamos de una encina, caso poco común pero no menos importante. 

Comentaré algo sobre ella. Se encuentra en nuestro pueblo Zúñiga, donde esta nació y creció. Fue testigo de ver pasar por debajo de ella tantas y tantas generaciones por lo que es el paseo de las Huertas. Se le puede calcular que es centenaria, ya con eso merece su respeto. Con esa edad está sana, fuerte, fresca. No hay motivo para preocuparse por su salud, pero la propia naturaleza hace su selección. También quiero destacar que su tronco tiene casi tres metros y medio de circunferencia, cosa que en Zúñiga no es muy habitual.

¿Cuál es el problema de nuestra encina? Que hace tiempo en el horcajo después del tronco se está haciendo una grieta que la está dividiendo en dos mitades. Y eso no lo podemos permitir con semejante ejemplar. La labor que se ha hecho en la mañana del 4 de agosto ha sido colocar una cincha metálica abrazando las dos mitades de la encina. De esta forma pretendemos que no se parta en dos y termine después de tantos años en los fogones del pueblo. 

Debemos estar muy satisfechos con esta labor, por eso el agradecimiento al Ayuntamiento de Zúñiga. La naturaleza nos lo agradecerá.