En las últimas dos semanas los bombardeos israelíes en Gaza y Líbano han provocado la muerte de al menos 17 periodistas, y otros 8 están en paradero desconocido. En el momento de su fallecimiento todos y todas iban correctamente identificados con cascos y chalecos azules sobre los que iba impresa en blanco la palabra press (prensa). Cuando fallecieron por los proyectiles estaban realizando su trabajo: informar o fotografiar las brutalidades de las que estaban siendo testigos. No es la primera vez que los soldados israelíes bombardean zonas donde trabajan periodistas, o directamente los asesinan. Eso hicieron con la periodista palestina-nortemericana Shreen Abu Akleh en mayo del año pasado. También entonces las autoridades israelíes culparon de los disparos a supuestos milicianos palestinos, lo cual fue desmentido por la posterior investigación de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos.

Además, Israel ha endurecido sus ya habituales trabas a la información y las amenazas a los profesionales que allá trabajan. El viernes el Gobierno de Netanyahu aprobó medidas de emergencia para propiciar el cierre de medios que “puedan dañar la seguridad del estado”. Así, se busca el cierre de la cadena Al Jazeera en Israel, y las autoridades israelíes también han arremetido durísimamente contra la BBC por su cobertura de la explosión del hospital Al-Ahli en Gaza. 

Hace unos días la Asociación de Periodistas de Navarra (antes llamada Asociación de la Prensa) entregó en Olite los galardones Teobaldo a los profesionales que destacaron por su buena labor realizada en diferentes categorías y campos del periodismo. Enhorabuena a los y las galardonadas. Sin embargo, echamos de menos por parte de la Junta Directiva de dicha asociación una denuncia pública de los ataques a la libertad de prensa y a los propios profesionales de la información que han sido asesinados estos días. Como la población civil que allí sufre, dichos periodistas son víctimas de una violencia indiscriminada, solo que en este caso además implica el intento de acallar las voces y ojos de los y las profesionales desplegados en la zona.

La Asociación de Periodistas de Navarra recoge entre sus fines (artículo 2 de sus estatutos) “potenciar el ejercicio de los derechos a la libertad de información y de expresión” y “fomentar el espíritu de solidaridad entre periodistas”. Agradeceríamos una defensa explícita de sus colegas que trabajan en Gaza, Líbano y los territorios palestinos ocupados, precisamente en defensa de la libertad de la información y la expresión, y una denuncia de la violencia que Israel ejerce en su contra. No sería la primera vez que hicieran una condena de este tipo (recordemos los asesinatos del artajonés David Beriáin y su compañero Roberto Fraile), y es más necesaria si cabe cuando estos crímenes se están convirtiendo en una práctica habitual y llena de impunidad.

*Internazionalistak Auzolanean