Una persona se encontró una cartera en un banco delante del colegio Sagrado Corazón el 26 de enero. Una cartera con media vida mía dentro además de casi 200 euros en metálico y mi tarjeta de crédito. 

En estos tiempos en que hasta comprar lo básico es un esfuerzo, en el que el dinero se nos escapa de las manos y en el que vamos tan rápido que a veces se nos olvida respirar, una persona encontró tiempo, ganas y esfuerzo para actuar con honradez y devolverme lo que tanto me cuesta ganar. No quiso mirar para otro lado ni quiso apropiársela, cosa que tan fácil hubiera resultado. Esa persona se puso en mi pellejo, hizo lo que hubiera querido que hicieran por ella, y se tomó el tiempo para que yo así lo sintiera, aún sin conocerme. Acudió a la policía, le entregó mi cartera intacta y la policía, a la que también tengo que agradecer toda su disponibilidad para hacérmela llegar, me la entregó a mí.

Sólo puedo decirle a estas personas que nuestra sociedad es mejor gracias a ellas, y que yo también quiero formar parte de esa cadena. Gracias.