A veces no podemos hacer nada para evitar que ciertas cosas sucedan. Pero sí tenemos la libertad de decidir cómo asumirlas. Esta reflexión no es nueva, pero fue un psiquiatra encerrado en varios campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial quien la llevó al campo de la investigación del alma humana y atinó a decir que el hombre es mucho más que las cosas que le suceden, incluso más que sus propias limitaciones o las que le imponga la vida. Viktor Frankl, así se llama, abrió una puerta a la esperanza.

Podemos ser libres incluso, paradójicamente, cuando estamos encerrados en un campo de concentración. Frankl habla de sentido. Si somos capaces de encontrar sentido a lo que nos ocurre, seremos capaces de afrontar cualquier cosa. Nada entonces está determinado porque, por encima de cualquier suceso, está mi determinación para vivirlo de una u otra manera. Si has sufrido, si has tenido una infancia poco feliz, si te han hecho prisionero en Auschwitz, si has vivido la muerte de alguien cercano no necesariamente has de estar toda la vida penando, porque existe la libertad de vivir las cosas de otra manera.