Dentro de poco tenemos que volver a aguantar a los políticos, sus discursos, riñas, tú más que yo y toda la parafernalia que supone convencer a sus votantes y a los que dudan o no piensan votar. Lo de siempre, pero ahora con Europa, ese ente del que nos sentimos orgullosos sin saber muy bien, la mayoría, por qué; es un ente lejano, Bruselas, decimos, y vamos hasta manifestarnos en tractor y eso quiere decir que no estamos de acuerdo y eso es malo, pero también bueno, porque nos empezamos a dar cuenta de que es donde nos jugamos los cuartos y muchas más cosas, por eso los fachas y los nazis tienen mucho interés en hacerlo añicos.

Porque se supone que es un espacio democrático y a ellos eso de no mandar y hacer lo que ellos dicen y piensan no les gusta un pelo. Aunque nada más que sea por eso, hay que ir a votar, a los de siempre o a otros, menos a ellos. Como si votaras en tu pueblo para alcalde y concejales. Un buen ejemplo de ello nos lo han dado las grandes empresas alemanas, que ya es decir. El miedo es libre y los alemanes saben muy bien qué significa la extrema derecha, el nazismo, que los dejó hechos unos zorros. Y dejó poso, brasas, rescoldo y ahora quiere volver a sacar la cabeza para hacer lo que sabe hacer: destruir.

No me gusta el rumbo belicista que está tomando, ampliando sus miembros antes de profundizar en los principios que fue fundada. La ampliación solo beneficia a la OTAN, se olvida de la Europa de los Pueblos y necesita y necesitará los emigrantes de todos los países que ha esquilmado. Por eso quiero votar para cambiar lo antes posible.