La individualidad como forma de pensamiento, de sentimiento y como resultado esa espiritualidad o concepto de valores personales a lo que comúnmente desean comprimir dentro de un grupo con argumentos en apariencia sólidos pero con una carencia, el respeto. En un grupo existe el liderazgo, la jerarquía y el poder.

Entonces, ¿dónde queda la humanidad? ¿La solidaridad con las personas que más lo necesitan? Por otro lado, la individualidad permite una mayor autonomía y toma de decisiones y una libertad para vivir cada persona su vida, con quién relacionarse y cómo vivir, es decir, que quiere en su vida. Lo mejor para ella, y eso es incuestionable cuando existe sentido común y madurez y ante todo un intelecto.

Por otro lado, las diferencias resumen el conocimiento, de ahí la sabiduría, la acción y las consecuencias de cada acto. Una responsabilidad, un movimiento social y espiritual, una unión respetuosa de dicho cambio. La justicia, una nueva etapa desde la sabiduría, la humanidad y los valores esenciales del ser humano.