Ser partícipe de un acontecimiento grupal o colectivo aumenta nuestro nivel de bienestar. Yo tenía claro que me iba a abstener. Pero el domingo me desperté desilusionado y recordé que tenía un motivo para salir de casa. Nuestros políticos no se merecían que les votáramos. Unos han sembrado el pánico y otros se han dedicado a preparar un plebiscito. Todos se han insultado. Ha sido la peor campaña electoral de la historia. Y tras una reflexión, dije, voy a salir de casa, a pesar de todos mis miedos. Hacía tiempo que no votaba con la cabeza. He ido al colegio electoral y he votado con el corazón. Muchas de sus ideas no se podrán poner en práctica o por lo menos, lo van a tener mucho más complicado. Me he olvidado del famoso voto útil y he imaginado lo que podría ser Europa. He votado en conciencia. Amo la política a pesar de todos ellos.

Me he sentido mucho mejor. Me encuentro con más energía. Vota “amb seny” que dicen los catalanes. Pero que nadie se apodere de tus sueños, sobre todo, en los momentos más complicados. La política también es pasión.