El jueves fue el último día de Asier en la haur eskola y también fue el último día de esta etapa para nuestra familia. Nos sentimos muy afortunados por haber podido llevar a nuestros/as txikis a las escuelas infantiles de Pamplona. Nos parece que hemos tenido mucha suerte porque esa mirada que tienen allí para con la infancia es un lujo. En las escuelas infantiles miran a los/as txikis desde su altura, a su medida, respetando los ritmos de desarrollo de cada persona, la necesidad de cada txiki, tratan con respeto y cariño, saben qué necesita el grupo, qué necesita cada txiki y hacen lo posible por adaptarse.
“¡Qué bien que el año que viene van a ir los tres a la ikastola” nos dice la gente. Pues sí, es más fácil cuando todo es en el mismo sitio, calendario, horario. Pero si a nosotros nos diesen la opción de que Asier continuase en Printzearen harresi no nos lo pensaríamos. Un año más, dos más, y ¿por qué no todo el ciclo 0-6? Ahora que se escucha por ahí que en las escuelas quieren poner desde los dos años… mucho mejor sería ampliar el ciclo en escuelas infantiles!
Dos cosas que querría apuntar sobre la escuela este año dirigidas a quien gestiona el organismo. Por una parte, ¿cómo es posible que una construcción nueva como Printzearen harresi tenga tantos problemas con la climatología? Cuando llueve entra el agua dentro de las aulas, que casi haría falta paragüas. Y cuando hace calor, las clases se calientan tanto que hora de la siesta es un horno. Y soy consciente de que al tema de la lluvia se le ha intentado poner remedio y de hecho se va a destinar una importante partida económica para cambiar la cubierta. Es increíble que en un edificio prácticamente nuevo sucedan cosas así.
Y por otra parte, comentar que todo el curso ha habido una educadora contratada para una hora al día. Todos los días una hora cada día, así, tal cual. Y en enero surgió un contrato de jornada completa en esa clase, con los mismos/as txikis, las mismas educadoras, en la misma escuela. Pues contrataron a otra persona. Y quede claro que no tenemos nada en contra de la persona que vino, es más, encantados/as con ella. Está claro que se debe a normas de contratación, quizá habría que revisar para que impere el sentido común, ya que no nos entra en la cabeza que a una educadora que tiene un contrato precario no se le pueda mejorar, en tiempos de estabilización es más bien desestabilización.
Desde estas líneas queremos agradecer a todas las personas que trabajan en la escuela y en especial a Maite, Arantxa, María, Lorea y Leire por este tiempo. Asier no ha podido estar en mejor lugar. Mila esker bihotzez.