El pasado día 5 de agosto, José Ramón Blázquez hacía en su columna un análisis crítico de las olimpiadas de París con el que podría estar básicamente de acuerdo. Pero, para mi sorpresa, no decía nada de la presencia en esos juegos de Israel, país que sigue con sus matanzas de inocentes y saltándose todas las normas internacionales.
Es una omisión preocupante: a mí sí me indigna la presencia de Israel, y siento vergüenza de las instituciones, que en un evento como este, vetan solemnemente a Rusia, pero aceptan alegremente a Israel.
Ya pasó en Eurovisión, donde también participó Israel y sorprendentemente, al menos para mí, muchas personas lo votaron. Creo que no se deben trivializar estos hechos, como cuando se habla que deporte o música no se deben mezclar con la política, como si se pudieran separar. Y ya que parece que no se quiere, o no se atreven, a presionar a ese estado cada vez más genocida, al menos manifiesto mi indignación.
¡Que cese ya el holocausto interminable que está sufriendo Palestina!