Me gustaría plasmar mi malestar mediante este escrito por la pasividad e indiferencia del ayuntamiento actual y sobre todo con la sección de Urbanismo del mismo.
Vivo, como otros vecinos, en una de las pocas calles que quedan (y siempre han estado) sin asfaltar en Pamplona; al igual que mi padre, que desde sus 3 años (y ya ha pasado su edad de jubilación) nunca vio colocada ninguna baldosa en su acera de la zona sureste de la Txantrea. Y es que fueron los vecinos hace años quienes a duras penas colocaron planchas de cemento para tener algo uniforme sobre lo que pisar. Imagino que ningún ayuntamiento lo creyó importante (y anda que no han pasado años) y por ello, hoy en día convivimos con hierbas y plantas brotando de la acera, con auténticos charcos cuando llueve y sin rasantes, que tan difícil se lo han puesto a cientos de ruedas de carros, maletas o de sillas de ruedas que trataron de pasar de una acera a otra.
Nuestras casas fueron construidas alrededor de los años 60, la mía concretamente en 1959, por manos que poco o nada tenían de profesionales; pero que trabajaron con ilusión en la que a futuro serían sus viviendas y calles, que como curiosidad diré que se les fueron asignadas a sorteo, por lo que dichos trabajadores depositaban el mismo tesón (y cariño) en cada una de las casas. Y así se formó la Txantrea, con el compañerismo como escudo y el auzolan como bandera.
Después de 63 años, solicitando y casi rogando (incluso mediante una iniciativa vecinal), el ayuntamiento va a realizar un proyecto en nuestra zona, la cual comprende 6 calles y eliminará la mitad de plazas de aparcamiento en una zona ya de por sí congestionada tras la imposición de la zona azul en 2021. También colocará multitud de árboles en estas calles de viviendas de dos plantas (baja y 1°), lo cual nos dejará sin visibilidad, espacio ni poder aparcar. Por resumir, se realizarán varias modificaciones que nos perjudican como habitantes y Urbanismo lo sabe. Hemos mostrado nuestra disconformidad organizando varias sesiones, llevando a cabo varias reuniones y se ha solicitado una adaptación por parte de los vecinos, de los cuales estoy más que orgullosa. Sin embargo, el ayuntamiento actual desoye al barrio e impone su plan a pesar de los ruegos. En la última reunión, por ejemplo, cuando solicitamos visualizar el proyecto, los responsables de Urbanismo lo negaron, refiriendo que no funcionaba correctamente el proyector.
A nivel personal me encuentro totalmente perpleja por el concejal de Urbanismo que, siendo de este barrio, no tiene en consideración la opinión ni las necesidades de sus propios vecinos.
Muchos de los que fueron primeros propietarios como mi abuelo ya no viven, y quienes todavía lo hacen, apenas tienen fuerzas como para luchar por una causa como esta. Por ello, quería plasmar en este escrito mi decepción con quienes ordenan estos proyectos sin tener en cuenta a los vecinos; tanto a esos que murieron sin ser escuchados y sin ver impuestos que asfaltasen sus calles, ni tampoco a quienes dichas manos, décadas después, aún nos siguen dejando huella.
Porque el ayuntamiento desea dejarla pisando la nuestra.