La existencia de las injusticias sociales habitualmente se justifican como un daño colateral y no lo son. Ciertamente existen injusticias sociales de diversa índole en entornos laborales, institucionales, familiares y sociales y realmente es triste saber que la actuación de muchas personas es hacer daño a otras, como puede ser el caso de acoso laboral, el abuso sexual, drogar a alguien para conseguir ciertos fines, insultar a alguien o ningunear para perjudicar su autoestima o simplemente robar a nivel institucional un bien que por derecho le pertenece a alguien. 

¿Las injusticias sociales tienen trascendencia? La respuesta es sí, las consecuencias de las víctimas de actuaciones dolosas a menudo les cuesta mucho tiempo superar el daño y muchas veces recurren a centros de salud mental que es un negocio y una trampa freudiana, ya que muchos centros tienen un coste y las teorías de Freud están fuera de lugar porque el avance social es real. Estamos en otra época y ojalá fuese la bella época pero la realidad es que cada vez hay más delincuencia en las calles y más corrupción en la política y esta situación no mejora. Mejor sería tener menos políticos para mantener y más acciones legales y éticas para evitar más víctimas incluidas las mortales incluyendo las víctimas de delitos penales y guerras.