Cuidar es un arte, una abnegada entrega, y su principal ingrediente es el amor. Quienes asumen la responsabilidad del cuidado de una persona dependiente se inscriben en un servicio que suele ser como una carrera de fondo, que requiere de mucha resistencia física, de fortaleza psicológica y, también, de un gran fondo espiritual.

Cuidar a una persona dependiente requiere dedicación, paciencia y compasión. Sin embargo, es importante recordar que el cuidador también tiene sus propias necesidades. Es común que experimente estrés, agotamiento psíquico y físico, y una carga emocional intensa.

Para cuidar al cuidador de una persona dependiente, es crucial fomentar la comunicación abierta y brindar espacios de ayuda y contención. Esto puede incluir la participación en grupos de apoyo, la búsqueda de ayuda profesional si es necesario, y la promoción de momentos de descanso y autocuidado. 

Además, es fundamental ofrecer al cuidador información clara y precisa sobre la situación real de la persona dependiente, así como brindarle herramientas para manejar el estrés y la pérdida emocional.