Árbol dorado, árbol amado, ¿dónde se encuentran tus hojas en otoño? ¿Dónde se esconden tus lágrimas al ser talado tu ser? El sigilo de la mañana, el despertar de la luna añorada embriaga tu perfume que despliegas con tu esencia, amor propio silencioso inexpresivo en cada latido de cada una de tus raíces, raíces entrelazadas amigables que emergen en tu nacimiento mañanero, riachuelo de sustento fotosintético en cada alimento que absorbes con tu luz, tu vitalidad y tu amor. Árbol sagrado de historia fructosa del amor prohibido, de tu fruto, de la serpiente embaucadora tentativa del bien y del mal. Árbol amado, no sufras más, algún día tu hermosura dirá lo que tus ojos no mienten.