Vivir con ruido en Pamplona
El último miércoles del mes de abril, se celebró una efeméride a propósito de la cual, en Pamplona, no hay nada que celebrar y sí mucho de lo que lamentarse: el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido. Y es que la ordenanza municipal de ruidos del Ayuntamiento establece que la inmisión de ruidos, esto es, el ruido que llega a nuestros hogares (desde la casa de al lado o desde una bajera) no puede superar los 36 decibelios durante del día para un dormitorio. Esa ordenanza, que se aprobó en el año 1975 y que es, en consecuencia, preconstitucional, es la que aparece como vigente en la página web del Ayuntamiento de Pamplona.
Pero lo peor del caso está todavía por verse, o mejor sería decir, oírse. Y es que resulta que en Pamplona esa ordenanza que marca un límite en 36 decibelios ni siquiera se aplica. Lo que se aplica es un límite de 40 decibelios, superior a lo que se permite en la ordenanza del año 1975 y muy lejos del que aplican otras ciudades como Vitoria o Burgos, donde el límite es 32 decibelios, o como Madrid, donde el límite está establecido en nada más que ¡30 decibelios!
No es de extrañar, entonces, que el ruido sea en Pamplona un gran problema: un problema para la salud de quienes lo sufren y para la convivencia ciudadana, tan deteriorada en este aspecto por la dejadez del Ayuntamiento.
Bien sabemos esto en la asociación Vivir sin ruido Pamplona, donde un grupo de vecinos y vecinas nos hemos visto obligados a asociarnos precisamente por la inoperancia del Ayuntamiento. Veremos si algún día nuestros responsables municipales se ponen a trabajar para solucionar este asunto, lo que a buen seguro mejorará la convivencia y la salud de los pamploneses.
*La autora es presidenta de la Asociación Vivir sin ruido Pamplona