Allá por 2010 el mundo comenzó a adquirir un tinte más oscuro, una deriva hacia la tristeza. Se fue José Saramago y me abrumó durante mucho tiempo la asunción de lo definitivo. No más palabras salidas de su pluma directamente a mi corazón y a mi modo de ver el mundo. No más historias de las que te cambian de verdad, convirtiéndote en alguien mejor. Inútil esperar su próximo libro. Inútil anhelar el reencuentro.
Cinco años le costó a Galeano acompañarle en su no ser definitivo, y un nuevo grado en la grisura del aire. Un poco más solos. Los años de ausencias se acumulan sobre los hombros que siguen mendigando palabras que no van a nacer.
Ahora se nos ha marchado Pepe Mujica y hace frío. Solo puedo inventar un paraíso en el que los tres den largos paseos, y charlen, y dejen caer sus palabras sobre los nadies a modo de llovizna cálida. Toca levantarse del suelo, hacer bueno lo aprendido y seguir soñando.