Quisiéramos expresar nuestro malestar con el proceso de admisión en las escuelas públicas de Navarra. Lejos de facilitar las cosas, lo que debía ser un procedimiento accesible y claro se ha convertido en una carrera de obstáculos para muchas familias.
El formulario online presenta varios puntos que no están claramente explicados, lo que lleva a errores involuntarios por parte de quienes lo cumplimentamos de buena fe. Aunque se dice que se puede acudir a oficinas para realizar el trámite, lo cierto es que, incluso pidiendo cita previa, la espera puede alargarse durante horas. ¿De qué sirve pedir hora si no se respeta?
Se completa el formulario creyendo que todo está en orden, hasta que, semanas después, con la publicación de los baremos provisionales, uno descubre que hubo fallos.
Durante el periodo de realización de la preinscripción es cierto que se pueden corregir fallos, pero si no eres consciente de que los hay (porque el formulario no los señala ni advierte de posibles omisiones), es imposible actuar a tiempo. Confías en que todo está correcto y solo descubres el problema cuando se publican los baremos provisionales.
En ese momento, esperas poder corregirlo en el periodo de reclamaciones, tal como indica el documento colgado en la web del Ayuntamiento de Pamplona: “si no es correcta, puedes reclamar o corregir la documentación”. Sin embargo, esto entra en conflicto con lo que establece la Resolución 56/2025. El artículo 4.8 añade limitaciones claras: “Una vez finalizado el plazo de presentación de solicitudes no se admitirá nueva documentación que pueda influir en el baremo. En ningún caso serán valoradas aquellas circunstancias no alegadas en la solicitud”.
Además, como señalaba Javier García en su carta (con la que estamos completamente de acuerdo punto por punto), resulta absurdo que te otorguen los mismos 10 puntos por proximidad para cualquier centro dentro de Pamplona, aunque esté al otro extremo de la ciudad. ¿De qué sirve entonces valorar la cercanía si el sistema no diferencia entre vivir a 5 minutos o a 35?
Somos dos familias en la misma situación pero con dos resultados diferentes. Ambas familias tenemos tres hijos, los dos mayores van a la escuela situada a 5 minutos de nuestras casas y las dos familias cometimos el mismo error en el formulario y no nos han contado un punto correspondiente a la renta debido a un fallo que no hemos podido subsanar en el periodo de reclamaciones. Ambos contamos con la misma puntuación pero una familia se ha quedado directamente sin plaza. ¿El motivo? El orden de preferencia en la elección de las escuelas. ¿Estamos jugando a la lotería con el futuro de nuestros hijos/as? Ahora, como muchas otras en Navarra (las que nos lo podamos permitir), estamos obligados a buscar una escuela infantil privada para poder seguir trabajando.
La otra familia ha tenido suerte y ha conseguido plaza en un centro a unos 15 minutos de casa y no ha sido admitida en la escuela infantil que está justo enfrente de la escuela de sus hermanos. Para su edad, solo había 6 plazas en euskera (hay 76 personas en lista de espera), y 7 plazas en castellano (con nada menos que 104 en lista de espera).
Pero esto tendrá un impacto muy importante en el día a día. El año que viene las mañanas serán así: prepararnos, ir andando a dejar a los mayores, volver a casa, subir al coche (20 minutos), llevar a la pequeña a su centro (15 minutos en coche), entrar y salir del centro (10 minutos), y llegar finalmente al trabajo (15 minutos más). En total, una hora solo para llegar. ¿Y si tengo que recoger a los tres porque no nos podemos apañar de otra forma? ¿Cuánto tiempo puedo trabajar?
Este tipo de contradicciones, número de plazas insuficientes y rigidez burocrática, deja a muchas familias en una situación insostenible. Quienes solo queremos asegurar la mejor opción educativa para nuestros hijos, nos vemos atrapados en un sistema que no funciona y no perdona errores, aunque sean comprensibles y ajenos a nuestra voluntad.