¿Se cocina el fin de las cocinas?
Los cambios sociales del siglo XXI se manifiestan en muchos aspectos de la vida cotidiana. Los dispositivos digitales y las redes sociales son ya parte inseparable de nuestra rutina. Pero también en algo tan cotidiano como la alimentación estamos viendo una transformación silenciosa, pero profunda.
Cada vez es más común sustituir la cocina tradicional por platos preparados. El microondas y la freidora de aire se han convertido en protagonistas de muchas cocinas, desplazando al fuego y a la cazuela. La falta de tiempo, unida al deseo de comodidad, ha impulsado el auge de la comida a domicilio, más allá de la clásica pizza del fin de semana.
Estamos cambiando nuestras preferencias y, con ellas, nuestras experiencias en torno a la comida. Esto nos lleva a una pregunta que, aunque parezca exagerada, merece reflexión: ¿seguirán existiendo cocinas en las viviendas del futuro?
No es una cuestión menor en tiempos de crisis habitacional, donde el espacio escasea y se replantea el modelo de convivencia. ¿Tendría sentido destinar metros cuadrados a una cocina tradicional si cada vez cocinamos menos?
Resulta paradójico que, al mismo tiempo, los restaurantes se llenen con facilidad en fechas señaladas. Tal vez cocinar en casa ya no sea tanto una necesidad como una elección ocasional o una experiencia social distinta. Cocinar hoy dista mucho de lo que significaba para generaciones anteriores.
¿Y si las cocinas del mañana no estuvieran en casa, sino en los supermercados?