Domingo 17 de agosto, mis amigas y yo teníamos un billete de tren que indicaba que salíamos desde Zaragoza a la 13.09 y que llegaba a las 15.25 a Iruña. Como intuiréis fue la crónica de una muerte anunciada. Renfe, que ha tenido el monopolio ferroviario durante varias décadas, volvió a demostrar que su eslógan Disculpen las mejoras son palabras vacías. En las noticias se ha comentado la solidaridad del pueblo de Pueyo con las personas que viajaban en el tren que se quedó parado debido a una avería en la catenaria. El nuestro era el que venía después. La empresa de transporte, en lugar de cancelar el tren y plantear una alternativa de viaje (por ejemplo un autobús), prefirió que el tren se quedase parado en Marcilla sobre las 15 de la tarde. Por otra parte, añadir que habiendo adquirido el billete con anterioridad tuvimos que realizar parte del trayecto en el vagón en el que se ubican las bicicletas (sin asiento) porque se vendieron más billetes que asientos. Pero volviendo al tema, al llegar a Marcilla se nos comunicó que el tren no iba a avanzar debido al accidente ya comentado y que no se sabía cuándo iba a volver a ponerse en marcha. Teniendo en cuenta que la catenaria se rompió a las 12 y el arreglo parece no ser algo nimio, ¿por qué motivo se permitió que un tren que no iba a llegar a su destino saliese? No podían ponernos autobuses porque no había operativos en la zona, algo totalmente comprensible siendo domingo y a su vez fiestas de Tafalla.
Conclusión, Renfe seguirá pidiendo disculpas por las mejoras mientras haya retrasos considerables, averías que no se notifican, sobreventa de billetes… algo totalmente comprensible, ¿verdad?