Durante diez días estuve hospitalizada en la planta 2ª del pabellón D del Hospital de Navarra, a donde me derivaron desde Urgencias. En mi ambulatorio -Txantrea- una enfermera y después una médico de urgencias, después de explorarme, pidió una ambulancia que me condujera al hospital.

En Urgencias -ya me habían visto el día anterior y entonces la analítica no mostraba datos relevantes y, por cierto, entonces me llevaron en una ambulancia desde el 112 donde también recibí un trato exquisito-, aquejada de un dolor agudo en el pecho, me hicieron varias pruebas de diagnóstico y pronto constataron que se trataba de una pancreatitis, por lo que me derivaron al Pabellón D-Digestivo.

El doctor don Jesús María Urmán fue el médico que me atendió durante toda mi estancia en el hospital, de quien recibí un trato médico y humano excelentes.

Durante toda la estancia me sentí muy bien atendida por todos los profesionales médicos -también pude hablar con una cirujana (doctora Soledad Montón), que aunque no consiguió un quirófano para operarme de vesícula, que fue la causante de mi pancreatitis- me sentí muy bien atendida por ella.

En un momento del final de mi estancia tuve un bajón emocional que pude explicar a una enfermera que me atendió en un primer momento y después a mi médico, que me escuchó, que sentí que estaba presente y que logró transmitirme su empatía y comprensión ante mi situación.

No puedo dejar de agradecer también su trato a las enfermeras, auxiliares y personal de limpieza de esa planta.

No pudo ser que saliera del Hospital con la cirugía necesaria ya realizada pero la causa fue de los recursos materiales y temporales (quirófanos, vacaciones, etcétera). Las personas hicieron todo lo posible con los medios que contaban. Me siento agradecida.