Fuego que quema a los políticos inútiles

En estos momentos trágicos parece que el Gobierno y la oposición se ha tomado los incendios como el ágora de confrontación dialéctica sin afrontarlo en su dimensión real, pues se hallan en estado de sopor. Es evidente que hay que enfrentarse recordando las actuaciones heroicas de los bomberos forestales y a la ciudadanía que en pocas horas ha visto su patrimonio calcinado. La UME es una unidad militar diseñada para la guerra, no para la paz. Su objetivo es vencer al enemigo sin limitación de medios humanos ni equipamiento, por tanto, sin presupuesto. Al contrario de los bomberos forestales, que su objetivo es apagar el fuego sujetos a control presupuestario, por tanto controlando el gasto.

La Unidad Militar de Emergencias (UME) tiene más de 5.000 militares permanentemente alerta aunque haya paz. En cambio, los bomberos forestales cuando no extinguen incendios los políticos los consideran despilfarro y son despedidos para ahorrar. Es probable que la actual estrategia de lucha contra el fuego sea ejecutada por militares de la UME dada la carencia de control del gasto, pero es lógico que los bomberos forestales, adecuadamente formados, contratados y retribuidos, en fase de bajo riesgo deberían ocuparse de mejorar las infraestructuras, eliminar basura, y faciliten los accesos a los espacios de difícil acceso, vigilancia y prevención. 

La UME solamente debería actuar en caso de conflicto y eventualmente en situaciones incontrolables. Los incendios forestales, una vez diseñado el plan operativo renovado por los bomberos civiles serían los únicos que intervinieran en apagar los incendios, que serían menos frecuentes y de menores dimensiones, por tanto con un coste que en Francia lograron reducir en un 50% los costos y la superficie quemada. Lo dijo Pepe Mújica, presidente de Uruguay, que los conocía bien: “los militares solo sirven para poner huevos”.