La España corrupta

Provoca vergüenza que en Transparency International aparece la estadística sobre los niveles de corrupción mundiales y España en 2024 ocupa el lugar 56 entre los 100 países de prestigio. Pero lo significativo es que en 2024 era el 46, o sea, se retrocede. Respecto a los países de la UE, España baja del puesto 14 en 2023 al 16 en 2024. La situación política está a punto de explotar a causa del informe de la UCO sobre los casos de corrupción del gobierno del PSOE que está provocando una crisis que pone en peligro su estabilidad. Paradójicamente, está considerada la locomotora de Europa en cuanto a actividad económica. Son datos que publican los que poseen el poder, que va en el ADN de cada español evidenciando que en cada uno hay un corrupto que trata en enriquecerse como pueda, aunque corra el riesgo de ser descubierto y sancionado, pero confía que el sistema judicial le favorezca si se tienen buenas relaciones y le merezca la pena ese juego de azar, que si se gana se logra prestigio y la honra, pues no hay conciencia ciudadana. Es el cacique calificado por su entorno social de “buena persona, siempre dispuesto a hacer favores a los amigos”. Así se obstruye el progreso y la conciencia social. Para ser estado de derecho del que se alardea habría que cerrar cárceles e investigar carceleros, policías, jueces y militares y destinar esos fondos inútiles a educación, enseñanza y sanidad. Puede parecer utopía, pues somos los iconos mundiales de la corrupción estimulada por la erótica de la literatura picaresca de la que somos maestros, pero la UE es nuestra última esperanza.