Igualando derechos: del cuidado y los apoyos a la justicia

Durante años nos enseñaron que cuidar era suficiente. Que bastaba con proteger, con acompañar, con decidir por quienes no podían hacerlo. Así nacieron modelos sanitarios y asistenciales de atención a las personas mayores con enfoques paternalistas, bienintencionados pero ciegos a la autonomía. Más tarde, aprendimos a mirar a la persona, a escuchar su biografía, a adaptar los cuidados y los apoyos a su historia de vida. Fue un avance, pero eso hoy ya no basta.

El lema del Día Mundial del Alzheimer de este año, Igualando derechos, nos recuerda que cuidar bien no es solo una cuestión de afecto o técnica, sino de justicia. Porque las personas con demencia no solo necesitan atención y apoyos: necesitan que se respeten sus derechos.

Este cambio de paradigma, del cuidado a la garantía de derechos, también es un criterio de calidad asistencial en los centros de Fundación Hospitalarias en Navarra, como un eje más de desarrollo del modelo de atención centrado en la persona, y, de hecho, será tema central de la jornada de seguridad y gestión del riesgo en salud mental que anualmente organizamos, Asegurando los derechos de las personas en la atención en psicogeriatría, en la que reuniremos voces expertas desde la psiquiatría, la geriatría, la enfermería, el ámbito jurídico y la experiencia de las familias. En cualquier circunstancia asistencial, la diversidad de miradas permitirá abordar los retos éticos, clínicos y sociales que plantea la atención a personas mayores con trastornos mentales, poniendo en el centro sus derechos, la dignidad, la autonomía y la seguridad real.

Porque la seguridad ya no es excusa para prácticas coercitivas ni para decisiones unilaterales. La seguridad real se construye desde la confianza, la participación y el respeto. En psicogeriatría, un ámbito marcado por la fragilidad, igualar derechos no puede quedarse en un gesto simbólico, debe convertirse en una tarea cotidiana, ética y política. Ese es el desafío y también nuestra responsabilidad.

*El autor es director médico de Fundación Hospitalarias en Navarra