A la señora Von der Leyen

La comprendo, señora Von der Leyen. Usted confía en que tiene un buen programa de gobierno y un equipo de comisarios capaces de llevarlo adelante. Sin embargo, la realidad es que ese proyecto no está dando los frutos prometidos.

Dirá que le ha tocado lidiar con un presidente estadounidense incómodo. Es cierto. Pero los buenos políticos saben adaptarse incluso a las parejas de baile más indeseadas.

En la tradición china, los regalos son un gesto de buena voluntad hacia los futuros socios. Usted y sus colegas políticos también nos prometieron regalos en las últimas elecciones europeas. Pero los ciudadanos seguimos esperando: ni llegan, ni se les espera.

Tras un julio cargado de actos y compromisos, confío en que el descanso veraniego le haya devuelto energías. Sin duda, las necesitará, pues se avecinan nubarrones en su mandato: la amenaza de una segunda moción de censura no es menor.

Ojalá pueda sorprendernos, señora presidenta. Innovaciones en tecnología, educación, vivienda o transición energética serían la mejor respuesta a quienes dudan de su gestión. ¿O acaso me equivoco y la Comisión Europea no es la ventanilla para estas demandas? ¿Por qué nos tiene confundidos con Israel? ¿Es su forma de gobernar?

*Un ciudadano europeo