Jokin, adolescente de 14 años de Hondarribia, se suicidó en 2004 tras años de acoso escolar. Kira López, de 15, lo hizo en Barcelona. Sandra Peña, sevillana de 14, lo hizo después de confesar a su familia que llevaba dos años sufriéndolo.
Ellos, como muchos otros, decidieron acabar con su vida por culpa de sus compañeros y de quienes miraron hacia otro lado. Lo que más duele es que, aunque las cifras de acoso escolar en España siguen aumentando, muchos centros reaccionan con indiferencia. Piensan que basta con cambiar de clase a la persona afectada, como si así lo solucionasen. No se dan cuenta de que seguirán cruzándose en los pasillos, en el patio o al salir del colegio. Es fácil restarle importancia diciendo que “son cosas de niños”. Pero cuando te insultan cada día, te encierras en el baño cada patio por miedo o soportas constantes burlas, deja de ser un juego.
Y cuando ya no ves salida, entonces todos dicen que “no sabían nada”.