la Asociación Profesional de las Artes Escénicas de Navarra, Napae (no confundir con Napardi), ha hecho pública una interesante carta titulada Nuestra identidad cultural en la que critica la "ineficacia" de los departamentos de Cultura del Gobierno y del Ayuntamiento de Pamplona y pide que se deje de utilizar la crisis como "excusa" para justificar los recortes. Afirman que estas instituciones se rigen por el principio de "ande o no ande, caballo grande", a la hora de invertir en infraestructuras culturales, esto es, en ladrillos y cemento, pero que en lo que se refiere a organizar programaciones funcionan según la idea del "aquí te pillo, aquí te mato" porque falta un plan estratégico.
En este mismo sentido, echando una legañada a lo que prevé el anteproyecto de presupuestos para el año que viene en materia de cultura, se ve que hay más recortes que en una corrida vascolandesa. En proporción, la partida que más baja es la denominada Programas propios, que pasa a contar con sólo 54.000 euros, tras la desaparición de importantes programaciones como las rondas de otoño y primavera o el ciclo Correpueblos, que llevaban diferentes propuestas culturales a decenas de pequeñas localidades.
La verdad es que bajar, baja casi todo. Algunas cifras se mantienen y sólo tres suben, especialmente la prevista para el INAAC, que se sitúa en 1.424.000 euros. Eso está muy bien, porque está claro que si se quiere hacer algo de fundamento habrá que apoyarlo con energía, y dinerillo. Pero esa misma decisión se echa en falta en lo referido a las artes escénicas: desaparecen programas, menguan las partidas y se esfuman las palabras como las del consejero, cuando dijo en febrero que iban a poner en marcha este año nueve ciclos que llevarían espectáculos a pequeños pueblos y mediante los cuales los alumnos de las escuelas de teatro y de danza podrían salir de gira por las casas de cultura. Estamos en noviembre y de todo esto, nada de nada.