A modo de conclusión se podría decir que la ciudadanía pamplonesa se siente como la protagonista de aquel anuncio de compresas tan popular hace unos años en televisión. Eso es lo que se deduce, resumiendo, del "estudio de victimización" elaborado por primera vez por el Ayuntamiento. Aunque el nombre de la investigación da pie a pensar cualquier cosa, y todas malas, de lo que se trata, en realidad, es de una encuesta realizada a lo largo de este año a un total de 803 personas, de entre 15 y 65 años, en torno a sus percepciones subjetivas sobre diversos temas de seguridad ciudadana.

En uno de los apartados se le preguntaba a la gente en qué medida cree que pueda llegar a ser víctima de algún delito en algún momento determinado. Un 65% respondió que ve posible sufrir las consecuencias de un acto vandálico o de gamberrismo. El 53% piensa que le pueden robar en o sus vehículos. Curiosamente en último lugar, con un 13% de respuestas, aparece lo que durante tantos años se nos ha presentado como la principal amenaza global: el terrorismo.

Otro dato curioso es el que apuntaba el fantástico Juan Kruz Lakasta en su columna: el 47% cree que puede ser víctima de venta de droga en la calle. Eso suena a lo de "que no mama, que no, que es que me han echado porro en la bebida". En fin. Dos no trapichean si uno no quiere. Cabe señalar, también, que la Policía Municipal sale muy bien parada de esta encuesta. Alcanza una nota media de 7 y, aunque la sensación, en general, es de seguridad, los ciudadanos requieren más presencia policial en las calles. Es curioso que el área de Seguridad Ciudadana de a conocer estos datos en estos momentos en los que están cayendo capuchinos de punta en contra del jefe de la Policía Municipal. Casi, casi se puede llegar a pensar que se sienten más seguros los ciudadanos de a pie que los propios agentes de la ley, sujetos a los arrebatos de su jefe, que les castiga por cumplir su propia ley.