Palabras y más palabras
Palabras de más y de menos, precipitadas, tardas, leves y engañosas, palabras que mejor no hubiésemos leído ni escuchado jamás, y palabras que echamos en falta, que nos gustaría escuchar, leer, que buscamos y no encontramos. Palabras y, como siempre, de su mano, algo más que palabras.
Palabras las que faltan, y sobre todo sobran, en la justicia que no amparó a Mikel Zabalza hace 25 años, y que con el archivo sucesivo de los sumarios, las florituras procesales y el no mirar donde hay que mirar y no ver lo que ve todo dios, nos empuja a afirmar que es mucho más lo que se trata de ocultar, y de hecho se oculta, que lo que se debería poner en claro y juzgar: el crimen impune, sus autores, a los que no identifica plenamente porque no se quiere.
Palabras las que deberían rodear a los huesos aparecidos en una sima de Andía, que corroboran las historias tremebundas que escuchábamos de niños, de muy niños, y que tenían a las simas de Urbasa y Andía como escenario. Ellos y ellas hablaban cuando creían que nadie les escuchaba. Sabían que era mejor no hablar de aquellos secretos a voces, que sus historias pertenecían a lo furtivo, a lo clandestino. Si de verdad se hubiese escrito la historia de lo sucedido entonces, sería muy fácil saber de quiénes son, en concreto, esos restos. Pero los ejecutores actuaron como criminales y gozaron de una impunidad de décadas. Se fueron y se llevaron a la tumba el secreto de sus fechorías, seguramente con la bendición apostólica de su santidad.
A los rusos les ha costado setenta años admitir que fueron los responsables y autores de la matanza de Katyn. Palabras pues. No se puede contimparar, pero se contimpara, porque es demagógico y porque aunque no lo dijera Séneca, que según el poeta pensó en los tejados como escape posible, ésa, la demagogia, esa demagogia que molesta y corta digestiones, es la única salida posible frente al imperio de la retórica amparada en la ley del más fuerte que establece las únicas reglas del juego. Ya no hay juego o éste no tiene otras reglas que las del más fuerte. Ésta es una pelea de navajeros con toga, con Armani (o lo que surta, qué más dará) con uniforme, con pistola, con muceta, con placa, con medios de comunicación poderosos... En esta pelea amañada las reglas de la esgrima sobran. Sus palabras no son las nuestras.
Palabras de más y de menos en el vagón del metro de Bilbao, donde fue agredida una mujer paraguaya que iba hablando en guaraní, y acabó humillada y maltrecha sin que nadie del vagón atestado dijera nada ni interviniera en su favor. Nadie quiso meterse en líos. Así viene la noticia. Sólo eso sabemos. ¿Fue eso lo que sucedió? Hay demasiados testigos para que no se sepa lo que de verdad pasó en ese vagón del metro de Bilbao en el que una mujer fue agredida por su origen. Me gustaría saber lo que allí se dijo y lo que se calló. Sabiendo las brutalidades que se dicen en privado contra extranjeros, yo me creo la versión de la paraguaya. En la duda, por la víctima, nunca por el agresor que suele ser el más fuerte.
Palabras de más y de menos, las del presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero que, cuando las cosas van de culo, katxondo él, dice estar "recolocando las piezas de la economía y eliminando el colesterol malo". Colesterol malo el que engorda... dice, explica, como si los súbditos fuésemos lerdos. ¿Engordar? ¿Quiénes? No lo sé. Unos más que otros en todo caso. Si se refiere a la casta financiera es mentira porque es su más fiel lacayo. Toda la política económica socialista es lacayuna del sistema neo liberal. Y la prueba la sucesión de frases de campeón que desde que empezó esta maldita crisis han dado en nada, en menos que nada.
Al presidente Zapatero le traiciona el lenguaje que emplea cuando habla de inversores que jugaron a corto y que "lógicamente", dice, no ganaron lo que esperaban. Ay, ese "lógicamente"... ¿Jugar? ¿A corto? ¿Pero qué lenguaje es éste? ¿El de un presidente de gobierno en tiempos de crisis? ¿Admite por fin que esto es un casino con la ruleta amañada? ¿Vuelve el juego del Extraperlo que tumbó a Lerroux? No, Zapatero no está hablando de inversores, está hablando de especuladores, que es a quienes han ido a parar las ayudas financieras, y admite con ello que la economía está poco menos que en sus manos. Se ve que son ellos los que cuentan y que los parados, los que no pueden pagar las hipotecas, los que pierden un día sí y otro también su trabajo y la posibilidad de conseguir otro, cuentan mucho menos. Se les ofrece un horizonte de palabras de ánimo, no dinero, el que se llevan los especuladores. Zapatero invita a los treinta y tantos, como si la economía dependiera de ellos, pero da la espalda a los perdedores de esta colosal jarana heredada del PP, mejor no olvidar esto. Nunca tuvieron intención de ayudar a nadie. Las palabras se las llevaba el viento y las mentiras acudían puntuales a la cita. Ni siquiera los escandalazos que se suceden con el PP-Gürtel, todo uno y la misma cosa, en la medida en que logran nublar la situación y encubrir a unos delincuentes y a unos políticos corruptos hasta las cachas. Se han falsificado pruebas, ha habido el habitual falso testimonio. Ya tarda la fiscalía en decir algo.
Dice Zapatero que no despedirá a los funcionarios, bien está, bien, no deseamos el mal a nadie ni de nadie, pero qué decir de los trabajadores por cuenta propia sin trabajo. Nada, ni mu. Abstracciones. Buenas palabras de ánimo y esperanza... ¡Navideño! Zapatero es un campeón de las abstracciones, un maestro del toreo de salón, un mago de las palabras de madera y de la gesticulación y teatral vocerío de quien parece que va a decir algo y no dice nada. Una pena... Y aún así, mete menos miedo que la Estantigua pepera o que la mugre del Barcinismo. Se diga lo que se diga, no se está creando empleo. Y lo que un mes es euforia, al siguiente es bajonazo. Y así vamos tirando... A la espera de que algún día, además del rejón ritual, nos toque la lotería de un Cagancho cualquiera.